La Escuela Primaria

 

Suele suceder que identificamos como Escuela Primaria ese edificio o local adonde llevamos  nuestros niños de lunes a viernes. En su entrada pueden lucir el nombre de algún personaje histórico o famoso, algo así como “Escuela Municipal Don Pedro María Freites”. Cantidades de niños recibieron clases en esa escuela y tal vez nunca supieron quién fue Don Pedro María Freites. El caso es que allí dejamos a nuestros hijos, en manos de las maestras, confiados en que de ellas van a recibir la suficiente preparación necesaria para desarrollarse como buenos ciudadanos.

Considero que la escuela primaria no es el edificio donde dejamos a los pequeños alumnos, tampoco las maestras son la escuela primaria. La escuela primaria es el conjunto de enseñanzas  básicas, o enseñanzas primarias, que debe recibir una persona para que con ese conocimiento, con esas herramientas, tenga oportunidad de desarrollarse lo mejor posible. Y sucede que todo el ambiente que rodea a un niño es su escuela primaria, eso incluye sus padres, su familia, su hogar, su vecindario, sus compañeros de juego, sus maestras, y todo lo que consigue en ese edificio al cual asiste de lunes a viernes. 

De todo eso él aprende, lo bueno y lo malo.

Si queremos que esa “escuela primaria” sea beneficiosa para nuestros hijos, debemos estar vigilantes de que el entorno que los rodea sea adecuado;  esto implica además mejorar nuestro nivel de conocimientos para cumplir nuestra tarea de ser sus principales maestros y guías, implica cuidar nuestra conducta, sabida cuenta que ellos imitarán lo que hacemos, y estar claros que las maestras imparten conocimientos y nosotros tenemos el deber de supervisar que el aprendizaje se cumpla, con maestra o sin maestra.

 Ellas, las maestras, son valiosísima ayuda para la formación de sus pequeños alumnos, es un hecho que influyen en la educación de sus discípulos y en no pocos casos hacen la diferencia en el futuro de una persona, pero no podemos pretender que ellas solitas hagan toda la tarea con unas horas de clases, tantas veces sin recursos, y tantas veces sin tener la preparación adecuada.

Entonces amigo mío, asúmelo, tu hijo es tu responsabilidad, no responsabilidad de su maestra.

 

Seu.

San Diego, sábado 10 de febrero de 2024.


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