Amar a ti mismo

 

Déjame contarte cómo fallamos en el Primer Mandamiento: Amar a Dios, amar a tu prójimo, y amarte a ti mismo

No hay un orden prioritario en estos tres puntos. El tema es amar, habla sobre el amor, pero los tres puntos son igualmente importantes. Si fallas en cualquiera de los tres puntos NO estarás ejecutando la fórmula. Es como un trípode, estructura o asiento de tres patas, si le falta una pata no funciona, no puede sostenerte.

Ahora ponme cuidado: Amar a Dios es amar el todo, o sea, amar al Creador y amar a todo lo que creó. Si fallas en amar una partícula de todo lo creado, la fórmula estará incompleta y no funcionará. Es como si a la carreta le falta una rueda o al caballo le falta una pata.

Dirás que en el mundo hay seres que no se pueden amar. Fíjate, no se trata de que abraces a los escorpiones o te acuestes en el nido de las serpientes. Claro que no. Mantente lejos de ellos. Se trata de que no los ataques, no los odies. Se trata de que entiendas que el Creador se manifiesta en esas formas para ejecutar tareas necesarias para enseñar a alguien. No odies al mar por los seres que en él perecen, tú aprende a nadar y no seas imprudente. Aprecia su belleza y sus beneficios y ya lo estarás amando. Eso mismo aplica para algunas personas en tu entorno, y también para algún perro que te mordió en el pasado, sabes a qué me refiero.

Amar a tu prójimo se refiere a amar, emitir sentimientos bonitos y dar una mano o ayuda necesaria a cada ser que vive cerca de ti o que de alguna manera está conectado contigo, es decir, vecinos, parientes, pareja, hijos, familia.

Ese vecino o familiar que te ataca es similar en todo al escorpión o serpiente, y debe recibir el mismo trato. No lo ataques, no lo odies, mantén distancia, pero reconoce en él al Creador ejecutando una tarea para enseñar algo. Cuando pienses en esa persona envíale buenas vibraciones, buenos pensamientos.

Amar a ti mismo.

En este punto solemos fallar rotundamente. Y es porque creemos firmemente que al no sentir odio por nosotros mismos y no cultivar deseos de destruirnos, ya nos estamos amando.

Pues no. Eso es semejante al padre y esposo que se ocupa trabajando y no mezquina recursos para mantener bonita su casa, para proveer de alimentos sanos a su familia, para vestir bien a sus hijos, para darle joyas a su mujer, pero nunca la besa, nunca acaricia sus cabellos, nunca le dice cuánto la valora y la ama, nunca la cubre de caricias y de mimos, nunca les entrega amor que nutra su corazón, que haga brillar sus ojos. Eso no basta.

Como una lámpara de acampamiento que necesita perfecta mezcla de combustible y aire para dar brillo intenso, así mismo el ser necesita nutrir el corazón de abundante y constante amor para inundar de energía perfecta todo su entorno y atraer armonía. A tus seres queridos debes abrazarlos, besarlos, mimarlos, confirmarles cuán importantes son para ti.

Ahora mira:

Frecuentemente repartimos amor para todos y nunca nos dirigimos a nosotros mismos una palabra o gesto cariñoso, una afirmación de reconocimiento de cuánto valemos. Sí, sé que puede sonar extraño, pero resulta que nuestro yo interior está esperando recibir de nuestra conciencia una confirmación de que somos valiosos, de que somos amados por nosotros mismos. No basta con recibirlo de otras personas. Queremos oírlo de nuestra conciencia. Queremos oír de nuestra conciencia que somos amados, queremos una confirmación de que somos guapos, queremos una demostración de que somos aceptados por nuestra conciencia, queremos un halago, queremos un auto abrazo, palabras que digan “estoy contigo para lo que salga”.

Cuidar nuestro cuerpo, preservar nuestra salud, acicalarnos, es también una manera de manifestarnos ese amor a nosotros mismos. Las palabras de aliento, la conducta afectuosa, los auto abrazos y cariños deben ser expresados constantemente y todos los días. Se siente hermoso y reconfortante recibir ese reconocimiento de lo que valemos y de cuánto somos amados por nosotros mismos.

Entonces, afirmados así, brillamos intensamente, energizamos nuestro entorno atrayendo todo lo bueno.

 

Pero no creas nada de lo que digo, constátalo por ti mismo.

 

Seu

 

San Diego, miércoles 14 de mayo de 2025.

Comentarios

  1. Entregar abundante amor a todos, especialmente a nuestros seres queridos, y no decirnos diariamente aunque sea un intenso "te quiero" a nosotros mismos, cariñosamente tomar nuestro rostro en nuestras manos y regalarnos un gesto de amor, equivale a traer alimento para todos y no proveer algo para nosotros mismos.
    Nos secamos.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog